Señora rana,
pasé a visitarla con la intensión de besarla,
pero me tomó por sorpresa, el canto de un grillo.
Desvié mi camino hacia el bosque perdido
y me encontré con un sapo que no paraba de croar.
Allí recordé mi intensión de besarla, pero la voz de ese sapito llamaba mi atención.
Estuve horas escuchando, hasta que me animé a llamarlo.
Se presentó como Mr. Frog y decidí besarlo.
Sentí un horrible gusto a pus en mis labios, al posarse sobre los suyos,
pero alguien una vez me dijo que para amar hay que sufrir.
Pensé que eso era todo, cuando el sapo me miró con sus grandes ojos
y escuché de su boca, una frase salir: "Nunca había besado a una grilla"
¿Una grilla? le respondí.
Si no es ustéd una grilla, entonces ¿que es?
Soy una simple niña en busca del amor,
salí de mi casa para besar una rana y me encontré con un sapo muy resoplón.
Su problema señorita es que usted no logra diferenciar a una rana corta de genio, de un sapo bom-borom-bón.
¿Podría usted recitame la diferencia?, yo podría, pero esa no es la cuestión.
Escucheme y siga las intrucciones con presición:
No ande besando sapos por doquier, busquese un principe y vea el amanecer. Con el sol en sus ojos, tome su mano y susurrele al viento estas palabras: -lo quiero todo para mí-.
Deje que el viento las difunda y entrarán en su conciencia, de esta forma el príncipe no la abandonará.
Gracias sapito, es usted muy gentil. Me voy en busca de un príncipe, aunque sea dentro de un barril.
Mucha suerte dulce niña, pero no se olvide de susurrarle al viento, sino despertará con ganas de visitar a una rana, con la intención de besarla. La tomará por sorpresa el canto de un grillo y desviará su camino al bosque perdido. Allí se encontrará con un sapo que no parará de croar, se quedará horas escuchándolo y recordará un amargo gusto a pus, algo familiar, en sus labios.
Adiós dulce niña.