9.1.08

La loca apasionada

La loca la llamaban todos, pero nadie sabía su nombre. Era loca, o por lo menos eso creían.

Todos los jueves salía de su casa rumbo a la plaza. Todos los jueves con sus mejores prendas, iba camino a la plaza.

Los jueves la loca no trabajaba. Descansaba en el suelo con su traje de oficina, en un banco de madera blanco o en el pasto debajo de un árbol, pero no había jueves que la loca no fuera.

Un día alguien le preguntó a la loca, porque vestía traje para ir a la plaza y dicen que la loca contestó que la ropa no tenía limitación de lugares para usarse, sino cuando uno quería y donde quería. Además, había dicho que para ella el parque era una ocasión importante que merecía ser agasajada con un traje.

La gente la miraba cual bicho raro, pero a la loca no le importaba, ella solo disfrutaba de la tranquilidad y de su día de libertad.

Los lunes, martes, miércoles y viernes, la loca trabajaba. Nadie sabía donde, pero salía temprano en la mañana y volvía tarde en la noche.

Esos días, la loca vestía raro. Muchos dicen que uno se viste de acuerdo a su humor, mientras mas colores, más feliz es. Esos días la loca era un arco iris andante. La gente se detenía al verla pasar y muchos se le reían, pero la loca era feliz. Uno podía verlo en su cara. Sus ojos irradiaban alegría y sus mejillas, rosadas por el sol, le daban un toque de frescura que todos envidiaban.

La loca vivía en un edificio chico en el piso 8. Los del 7 decían que por las noches se la sentía saltar, bailar o practicar algún tipo de deporte. Los del 9 no sabían que existía.

La loca siempre llevaba un libro a la plaza, a su trabajo y hasta al supermercado, pero siempre uno diferente. También cargaba un bolso grande, enorme lleno de uno sabrá qué, pero siempre con ella, a todas partes. Había días que se la veía sacar libros, cuadernos para escribir, cámara fotográfica, lentes de sol, de leer, peine, cepillo y hasta brillo labial.

La loca estaba enamorada como toda mujer, pero a diferencia del resto, su cabeza no estaba ocupada por un hombre, ella estaba enamorada de la vida, la disfrutaba a todo momento y vivía cada día como si fuese el último.

La pasión que la loca sentía por las cosas, era envidiable y es por eso que la gente la llamaba “loca”, porque no entendía que a veces, sólo a unos pocos, las cosas les apasionan y las hacen con gusto y alegría, y si encima, les ponen un toque personal, la vida es más colorida y llevadera. Porque la vida es una sola y hay que vivirla a pleno, sean un poco mas locos, que no le hace mal a nadie y nos alegra la vida a todos.

 

Hoy la loca fue mi fuente de inspiración y a través de este relato, espero contagiar a todos a que sean un poco mas como ella. Disfruten y vivan la vida a lo “loca”, ¡no la vida loca eh! y después me cuentan como les fue. ¡Saludos a todos y disfruten sus vacaciones!

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola si primerooo!! yeahh!! bueno so hago una pasado flash muy buena la historia y sii a la vida hay q ponerle algo de locura si no es una imundicia ....y tmb xq no la vida locaa?? jaja... asi p darle un poco d onda a la vida le agreguemos un touch de locura... locura sana :p.. amiga t dejo y espero mas historias sii??? se t kiere besos chauu!

andyy