No porque haya tomado una decisión importante, ni porque haya hecho algo al respecto, sino porque a sólo días de mi viaje me puse a pensar en eso.
Es increíble como todo pensamiento, acción o decisión, hace que tu vida cambie sin que te des cuenta.
Yo, un día hace mas o menos... 9 meses, estaba triste, lloraba por los pensamientos de otra persona que me involucraban a mí y decidí que era hora de irme, de tomar mi rumbo, de abrir nuevos caminos y ver nuevos horizontes.
Ese triste día de febrero tomé una decisión, que gracias a la pena que tenía en el corazón hoy pude entender que todo tiene un porqué. Sólo hay que saber esperarlo.
Hace nueve meses odié al que me hizo tomar esta decisión. Hoy, se lo agradecería. No por hacerme sentir así, sino por darme la oportunidad de escuchar a mi corazón y ver qué era lo que quería. El quería viajar, irse lejos de esta calurosa ciudad y entrar en el frío del invierno en otro país, en otra ciudad, con otro idioma y horario. Mi corazón quería un cambio radical y yo se lo permití.
Me tocó esperar este viaje durante 9 meses, pero se que la espera valió la pena.
Hoy me quedan 4 días y sé que mi vida ya empezó a cambiar.
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